jueves, 9 de diciembre de 2010

El hacktivismo y la lucha


Los medios de comunicación insisten en desprestigiar el buen significado de hacker. Pretenden hacer creer a la opinión pública que son delincuentes cibernéticos que se aprovechan de sus habilidades para causar el mal por la red.

Hacker no es más que una persona que juega con sus habilidades en un sistema tecnológico. Como en todo, los hay con buena y mala ética, los que acceden a lugares remotos de forma no autorizada (Black hats), los que depuran y solucionan problemas de seguridad (White Hats) y los de una moralidad ambigüa (Grey Hats). Pero no hay que confundirlo con los crackers, que alteran, rompen y acceden sin permiso a determinados sitios sólo para satisfacer su beneficio particular

Por ello, cuando los medios de comunicación hablan de delincuentes informáticos están cayendo en el error etimológico de usar hacker en vez de cracker. El error no es fortuito, ya que se pretende demonizar a todo aquel que con su inteligencia y capacidad sea capaz de burlar los sistemas de seguridad y llegar adonde la mayoría no puede. Para la élite del control social, magnates económicos y demás calaña de la tiranía del poder, los hackers suponen un riesgo que ponen en peligro el monopolio informativo y la subsiguiente manipulación de masas.

El ejemplo más claro y actual es el de Julian Assange, fundador de Wikileaks, que sirviéndose de informadores anónimos ha puesto en jaque a la política mundial, publicando cerca de un millón de documentos secretos que ponen de manifiesto las tramas de corrupción, ocultación de información, uso sistemático de tortura y crímenes contra la humanidad en los conflictos bélicos de Irak y Afganistán.

Sin duda, los hackers pueden venderse al sistema de poder y actuar como mercenarios de las grandes corporaciones y gobiernos, pero existen miles de ellos que lo único que pretenden es hacer llegar la verdad a la sociedad, luchando contra un sistema global de control y presión, que nos esclaviza y oprime.

En un juego donde la tiranía de los ricos se llama democracia, y la política está corrupta en todos sus estratos, hay quien todavía piensa que luchar mediante los procesos que establece su democracia es la opción más viable. Y es respetable, pues aquí un servidor no opina lo contrario. Pero de igual modo que el poder corrompe al sistema creando sus propias reglas o saltándoselas a su antojo con total impunidad, los hackers también pueden utilizar su inteligencia y buena fe para hacer presión a determinados organismos que ceden al chantaje del poder, o actuar directamente contra los dictadores que amparados por la ley ejercen su tiranía del control.

Por ello, si la SGAE impone su impuesto revolucionario con el beneplácito de un gobierno, la $GA€ será boicoteada con todos los medios disponibles que estén a nuestro alcance. Si Paypal, mastercard, y moneybookers retiran sus servicios de pago electrónico a Wikileaks por hacer un mundo más transparente, ejerceré mi derecho a presionarlos para que no cedan al chantaje del Pentágono y de La casa blanca.

Esta es la guerra invisible del siglo XXI, una guerra cuyos bandos no están divididos por fronteras, colores, razas o sexos. Hemos vivido pensando que lo único que existe es lo que hay en el escenario, sin ser conscientes que tras el telón hay todo un mundo de intereses ocultos, tramas de corrupción y deseos de control. Ellos usan bombas: nosotros usamos virus. Ellos hacen las leyes y ellos se las saltan. Nosotros usaremos nuestra inteligencia para evitar que la gente se aborregue y sean presa fácil.

La guerra ha comenzado y sólo existen dos bandos: los que luchan y los que se someten a la tiranía del poder. No hace falta derramar sangre, no queremos ponernos a su altura. Tendréis trajes de chaqueta y viajaréis en coches oficiales, pero tenéis las manos llenas de sangre y los bolsillos llenos de miseria.  

La batalla está en la red: la opción es apatía o lucha. TV o hacktivismo

Ciberactúa!

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