jueves, 20 de junio de 2013

Por activa y por pasiva


Ser activo socialmente puede entenderse como la actitud personal de involucrarse mediante sus acciones en la vida social (política).

Ser pasivo socialmente es, por oposición, aquel que se desoye de su responsabilidad como ciudadano, aceptando, por omisión, cualquier decisión ejecutiva que tenga trascendencia política (es decir, todo).

Así, el activismo conlleva una mayor madurez política frente al pasotismo.

Aunque dándole una vuelta de tuerca, el pasivo hace, por omisión, un activismo político de sumisión, por cobardía, miedo o ignorancia. La pasividad política supone la aceptación de su incapacidad o discapacidad en su condición ciudadana.

Todos, sin excepción, tenemos una responsabilidad con nuestros actos (o no-actos) en la vida pública, así que tanto activistas como pasivistas somos responsables de lo que sucede.

El despertar de la conciencia colectiva depende, en gran medida, de la aceptación de nuestra responsabilidad social.

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