La aceptación generalizada de la existencia de paraísos fiscales es la máxima expresión de sumisión y humillación del contribuyente ante el crimen organizado a nivel mundial. Significa que millones de ciudadanos en todo el mundo pagan sus impuestos mientras los asquerosamente ricos y los mayores delincuentes del mundo operan con total impunidad, aprovechándose de una trama criminal bancaria y empresarial mientras los gobiernos de todos los países declaran su incapacidad, falta de voluntad e inoperancia para clausurarlos.
Gibraltar, Suiza, Luxemburgo, Panamá, Bahamas, Chipre, Andorra, Islas Cook, Islas Caimán, Islas Malvinas, Islas Marianas, Monaco, Liechtestein, Fiji, etc.... etc... etc...
Ninguno de estos países es declarado país criminal a pesar de ser cuna de terroristas, narcotraficantes, explotadores de humanos, vendedores de armas, evasores fiscales, políticos corruptos, dictadores... La Ley es implacable contra el asalariado, e inútil contra las grandes fortunas y eso, desgraciadamente, no es casual.
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